sábado, 10 de julio de 2010

No soy como tú... y menos mal

Sí, me dio por ver esta serie, más por curiosidad que otra cosa... y es cierto eso de que la curiosidad mató al gato. La vi con bajas espectativas, la verdad, pues no paraban de anunciarla como un crepúsculo a la española, y ya así empezabamos mal. Con todo, lo peor de todo es que podía haber sido buena. Había cosas que tenían su puntito: los vampiros eran vampiros (no sucedaneos brilli-briili), estaba el misterio del padre de Lucía, la guerra que se traía este con su padre y recuperar a su hija, el asunto de los mestizos, el vampiro "bueno" y su relación con la psicóloga... pero, para mí, había unas meteduras de pata enormes. El ídilico amor entre los protas, que si hubiera sido una cosa más normalita, vale, pero no la que lían. La interpretación que vi en algunos actores floja. Y por último, lo que peor me sentó, fue el final. Podía haber tenido un finalón. De hecho tampoco tenían que cambiar muchas cosas. Lo único, curtirlo más. Todo lo que va sucediendo lleva al culmen de la historia, y cuando por fin llega el desenlace, lo despachan en un plis. La idea no es mala, pero les ha fallado el desarrollo. La parte más drámatica de toda la historia y no han sabido aprovecharla ni hacer que se sienta. En este último capitulo había un par de aciertos muy buenos, y al final me vi queriendo saber que pasaba al final porque la cosa pintaba mal y se podía sacar algo de ello. En fin, una pena, porque un final así bien montado podía haber hecho que la serie hubiera sido un buen filón. Qué remedio, uno no puede esperar que la herida de crepúsculo cierre tan pronto.

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