martes, 27 de julio de 2010

Entrevista con el vampiro

Recientemente y casi por casualidad, compré mi propio libro de "Entrevista con el vampiro". Una edición de bolsillo que al encontrármela, me dio la impresión de estar ante un libro que había sido abandonado en la esquina de la estantería, pasando inadvertido entre otros tantos, discreto y sin parecer tener ganas de llamar la atención. Y yo, que deseaba volver a tener ese libro en las manos, y esta vez que fuera mio, lo rescaté. Aquel libro se me antojó sólitario y sin vida, adquiriendo ya el color de esos libros que pasan demasiado tiempo sin leerse. sin hacer otra cosa que coger polvo. Fue algo que no pude evitar que me llamara la atención. El resto de libros tenían las páginas completamente blancas. Quería devolverle la vida a ese libro, pues da igual lo antiguo o desgastado que esté uno, siempre volverá a la vida cuando alguien haga algo tan sencillo como leer sus páginas y revivir su historia a través de la lectura.

La última vez que leí este libro fue hace varios años, y lo cierto es que eso es algo que se ha notado. No porque hubiera olvidado la trama o los personajes, sino porque yo misma he madurado desde la última vez que lo leí. No fui capaz de apreciar el libro con la misma intensidad y sensibilidad de la que he sido capaz ahora. Imagino también que ha debido influenciar el hecho de que me he llevado unas cuantas decepciones en lo que a literatura de vampiros se refiere. También he encontrado cosas buenas, no diré que no, pero definitivamente, esta era la visita a un viejo amigo que necesitaba.

Es increible la capacidad de Anne Rice para meterte de lleno en el libro. Prácticamente con la primera linea ya me tenía atrapada. "-Ya veo.-Dijo el vampiro..." Una presentación sencilla de la naturaleza del personaje, de Louis, como se sabría posteriormente, y sin embargo esa sencillez me encandiló desde el principio. La manera en que describió a Louis al encenderse las luces de la habitación, me tenían de lleno en la posición del entrevistador, lo veía hermoso, muerto y extrañamente vivo, y algo en él seducía con el encanto de una pantera recostada en la rama de un árbol, bella, grácil, inalcanzable, mortal. Relajada, y aún así, te sientes en peligro. Veía al entrevistador pequeño, asustado; y aún así fascinado. También asistí a como, poco a poco, esa criatura sobrenatural se podía llegar a presentar tan... cercana. Tan humana. Podía ver al entrevistador sentado al borde de la silla, levemente inclinado, queriendo escuchar más, queriendo desgranar el alma de ese vampiro que tenía que matar cada noche y sentía, parecía sentír más de lo que un humano podía sentir. No sólo eso. En su historia, Louis nos descubre unas ciudades vivas, con sus gentes que tanto en sus desgracias y en sus alegrías, también lo están. Todos y cada uno de ellos. Desde los esclavos de la plantación hasta los pueblerinos del centro de Europa, he visto de cerca a todos sus personajes, me he acercado a Lestat, a Claudia, a Armand, los he conocido a través de los ojos de Louis y también los he conocido en sus reacciones, sus historias, en lo que decían y en lo que callaban, y también he conocido a Louis por lo que veían ellos de él.

Sí, definitivamente no fue lo mismo que hace unos años. He comprendido mejor y por lo tanto, he disfrutado más. Ahora bien, con todo, me he tenido que llevar una sorpresa desagradable, además de ser una sorpresa que ni siquiera entiendo. En la parte dedicada a la autora, hay un comentario en el que ponen a Stephenie Meyer como la Anne Rice juvenil. ¿Cómo puede ser posible? Para empezar los vampiros son tremendamente distintos de una autora a otra, y no se trata igual el tema del vampirismo. Pero, ciertamente, lo que más me ha descolocado es que a nivel de escritura (la manera de narrar, como describen, el fondo de los personajes, la ambientación, el ritmo, lo que trasmiten...) es completamente distinta. Si quitamos el tema de los vampiros, estas dos autoras no tienen nada en común. En toda la saga crepúsculo no conseguí meterme tanto en el libro como lo hice en las primeras páginas de Entrevista con el vampiro. Me pareció una lectura rápida, algo para distraerte esos días en los que quieres desconectar con algo sencillo y en lo que no te quieres meter mucho. Por otro lado, Anne Rice escribió un libro que realmente lo viví, que me hizo reflexionar y emocionarme... ¿Stephenie Meyer Anne Rice? ¿En serio?

Si yo comparara a otra autora de vampiros con Anne Rice, creo que lo haría con Suzy McKee Charnas, autora de "El tapiz de el vampiro". Me gustaría explicar los motivos de la comparación más adelante, cuando hable de este libro. Tengo pensado hacerlo, pero antes me gustaría releerlo, para que no se me escape nada. Eso sí, debo aclarar que los vampiros no tienen nada que ver unos con otros, no es en eso en lo que se parecen. El libro está escrito con una gran calidad, y al igual que Anne Rice, consigue meterte de lleno en él, tratando también temas humanos, aunque desde luego, desde otra perspectiva. Sea como sea, es algo de lo que quiero hablar más tarde.

En fin, por esta noche me despido. Que ganas tenía de poder hablar de este libro y que agusto me he quedado.

¡Qué tengais buena luna!

martes, 20 de julio de 2010

Buscando hacer daño

Recientemente ha ocurrido algo que me ha entristecido y me ha hecho pensar sobre lo mal intencionada que puede llegar a ser la gente, sobre todo sin necesidad, y sobre lo malo que es tener el ego demasiado hinchado.

En un foro en el que solía postear, hay un tema dedicado a "Crónicas de Sangre", pelicula de la que ya hablé en una entrada anterior. Hay comentarios, críticas y tal... y hasta hace poco, las críticas eran normales. Había a quien le gustaba más, había a quien menos (normal, como todo...) y es cierto que la pelicula tiene ciertas carencias (traducción: falta de recursos, primera película, el reparto eran básicamente voluntarios...) pero ciertas críticas estaban fuera de tono, debido básicamente a que el director ya era consciente de esos errores que le señalaban y en los cuales empezaron a ensañarse. De alguna manera, el encomiable trabajo en equipo y gran esfuerzo que hicieron todos quedaba manchado por semejantes críticas, que ya llegaba un punto que parecían criticar por criticar. Ojo, no digo que todas fueran así. Las había constructivas, respetuosas y con razón, pero en ningún momento dejaban de lado las circunstancias del rodaje, y ni mucho menos todo lo que pudiera costar hacerla. Lógico que, ante tal ataque a sus compañeros y ante algo que habían hecho todos juntos, el director quisiera pronunciarse, en defensa de un sueño. Finalmente, abandonó el foro al ver que aquello no tenía solución.

Así mismo quise defender que no me parecía bien el tono que habían alcanzado las críticas. Después de eso dejé el tema, a sabiendas de que el que concretamente llevaba la voz cantante de todo esto no iba a entrar a razones, pues desgraciadamente parece carecer de la empatía suficiente para saber el daño que estaba haciendo. No estamos hablando de una pelicula de miles de dolares que verán una infinidad de gente, un producto más para vender que otra gente. Estamos hablando de un sueño de una persona que se convirtió en la ilusión de muchas.

Sea como fuere, tras marcharse el director, empezó a hacer campaña contra él, apostillando en hilos que no debía, buscando la posibilidad de malmeter y llegando al insulto. Borró incluso alegatos de defensa, la propia respuesta del director en su momento (la cual terminó por llamar "pataleta"), y lo peor fue que la gente empezó a creer que el director es algún tipo de egolatra que no es capaz ni de aceptar una crítica. Eso ya dolió. A fin de cuentas, esa gente no lo hacía con mala intentción, por no mencionar que lo decía gente que hacía crítcas de verdad y constructivas que el director no tendría problema en leer, pero básicamente se quedaron con una versión y el director no parecía tener posibilidad de defenderse. Por cierto, el que organizó todo esto, fue el propio webmaster. De ahí que pudiera borrar lo que no quería leer. Y de ahí que me decidiera a hablar aquí de ello. Puesto que ahí me quedo sin libertad de expresión, quiero poner lo que me pareció una persecución injusta y un abuso de poder para que no quede en el olvido. "Lo que no tiene nombre no existe"

Otro usuario del foro me ha pedido que ponga aquí su opinión, temiendo que esta pudiera ser borrada como otras:

"

He leido todo detenidamente... y considerándolo todo... tengo que decirlo. No lo hago con mala ostia, ni enfadado, ni de forma malsana hacia nadie. Lo que expongo lo hago con total tranquilidad y cabeza fria.

Que haya ocurrido esto... me da asco.

Un hombre puso todo su empeño, esfuerzo, dinero, tiempo e incluso salud en esos proyectos. De seguro habría conseguido mucho más si tuviese una compañía productora millonaria o si se apellidase Rockefeller, pero en cambio es un tipo con un salario normal y unos recursos limitados. Intenta compensarlo, evolucionar y conseguir mayor calidad en sus filmaciones y demás empresas, aprender de sus errores... yo creo en las críticas constructivas, lo primero que pido con mis escritos es que digan fallos, para corregirlos si se puede...

... Y en cambio me encuentro esto, tal cantidad de críticas y de una naturaleza tal que no tienen en cuenta cómo se lo tomará el propio director. No es la primera vez que se queja, y sin embargo no solo se sigue, sino que empeora la naturaleza del contenido de las críticas, hasta llegar al punto de ser malsonantes, insultantes y degradantes. No digo que no haya comentarios o críticas a favor... pero creo que se me entiende.

Es muy fácil ponerse en la piel de un crítico, sobre todo del tipo que ni siquiera tiene consideración o respeto, pero yo he estado ahí, he visto la forma en que trabaja, y os aseguro que lo que sale en el making off o en las tomas falsas sólo es una décima parte de lo que se hace en realidad. Todo es un proceso lento, arduo, dificil y agotador, cada vez más cuanto más se sube en la participación, sobre todo para el que tiene que orquestarlo todo, que en su caso es Baren. Y a mí se me heló la sangre cuando vi la forma de trabajar que hay ahi, la de voluntarios, la de dedicación y amabilidad que hubo, dicho sea de paso.

Y que en respuesta saber que alguien le monta este tipo de cosas, hace daño, y como es natural, lo cabrean... y cosas como... Directroll, pasan de castaño a oscuro.

Muy pocos han dado su apoyo al director, no sólo por tener el coraje de atreverse a hacer una película de esta clase, tampoco para que siga adelante, mejore y muestre cosas cada vez de mayor calidad, y personalmente siento verguenza y decepción con mayúsculas, por algunos comentarios expuestos hacia él y su trabajo por parte de unos cuantos miembros de este foro.

No voy a discutir ni uno solo de los comentarios de Baren, o de Selene Mix, que es la única que hasta ahora lo ha defendido tan claramente.

Este es mi último post. No sé si será borrado, pero no me importa. A partir de ahora, dejo mi cuenta, independientemente de que quede ahí sin usar o sea eliminada. Sólo me queda decir adios a todos, porque no hay más que decir, aparte de desearos que tengáis mucha suerte con vuestros proyectos e ilusiones, porque puede otros no sean tan considerados para hacerlo.

Adios."


Un triste final para gente que realmente no deseaba un conflicto ni que se atacara de mala manera a otros miembros del foro. Claro que cada uno puede opinar lo que quiera, pero ¿tan difícil es hacerlo con respeto y pensando un poco en lo que se dice y en la otra persona? Y si una cosa es mejor dejarla, ¿por qué continuarla para hacer tanto daño? ¿en serio debería haberme callado cuando estaba viendo que hacian daño por hacerlo?

Una lástima. Lamento mucho lo que ha sucedido porque creo que es realmente vergonzoso. Sea como sea, yo sigo apoyando el proyecto, y le digo al director "a palabras necias oidos sordos". Hay críticas y críticas, y, ya sean buenas o malas, el respeto debe ser lo que prime.




sábado, 10 de julio de 2010

No soy como tú... y menos mal

Sí, me dio por ver esta serie, más por curiosidad que otra cosa... y es cierto eso de que la curiosidad mató al gato. La vi con bajas espectativas, la verdad, pues no paraban de anunciarla como un crepúsculo a la española, y ya así empezabamos mal. Con todo, lo peor de todo es que podía haber sido buena. Había cosas que tenían su puntito: los vampiros eran vampiros (no sucedaneos brilli-briili), estaba el misterio del padre de Lucía, la guerra que se traía este con su padre y recuperar a su hija, el asunto de los mestizos, el vampiro "bueno" y su relación con la psicóloga... pero, para mí, había unas meteduras de pata enormes. El ídilico amor entre los protas, que si hubiera sido una cosa más normalita, vale, pero no la que lían. La interpretación que vi en algunos actores floja. Y por último, lo que peor me sentó, fue el final. Podía haber tenido un finalón. De hecho tampoco tenían que cambiar muchas cosas. Lo único, curtirlo más. Todo lo que va sucediendo lleva al culmen de la historia, y cuando por fin llega el desenlace, lo despachan en un plis. La idea no es mala, pero les ha fallado el desarrollo. La parte más drámatica de toda la historia y no han sabido aprovecharla ni hacer que se sienta. En este último capitulo había un par de aciertos muy buenos, y al final me vi queriendo saber que pasaba al final porque la cosa pintaba mal y se podía sacar algo de ello. En fin, una pena, porque un final así bien montado podía haber hecho que la serie hubiera sido un buen filón. Qué remedio, uno no puede esperar que la herida de crepúsculo cierre tan pronto.

lunes, 5 de julio de 2010

Crónicas de Sangre

Puede que las noches sean tranquilas. Puede. Eso depende de lo que seas. Para los vampiros las noches nunca son tranquilas, especialmente estas últimas. Algo pasa. Algo ha sucedido, marcando el comienzo de aquello que se lleva fraguando desde hace miles de años. Algo que temen incluso los que nos parecen los más poderosos inmortales. Las piezas empiezan a moverse, los sucesos se precipitan como piezas de dominó. ¿En quién confiarás cuando todos somos poco más que peones? ¿Cuando no se puede estar realmente seguro de los objetivos de tu bando? Elige bien... y ya veremos quién vive lo suficiente para levantarse una nueva noche.

Crónicas de Sangre es una pelicula dirigida por Miguel Ángel Carrión Rojas, en la ciudad de Ciudad Real, y me parece una excelente muestra de lo que se puede hacer con poco y muchas ganas. No pertenecerá a una gran productora ni se habrán gastado una millonada, pero, desde luego, había ganas de una pelicula de vampiros de este estilo.

Todo comienza con la llegada a la ciudad una tablilla, el "Visum et Repertum" (visto y hallado), en la cual está la verdad acerca de los vampiros, y mucho más. En manos humanas, los vampiros temen que su secreto sea descubierto y ha de ser recuperada. Al menos en principio, pues la tablilla oculta un antiguo poder que puede provocar que el equilibrio entre aquellos que conservan su humanidad y aquellos que la han olvidado se rompa. Puede incluso provocar la destrucción de ambas razas, no es algo para tomarse en broma, sobre todo si mezclamos intereses personales en la contienda.

Como resultado tenemos una interesante historia sobre vampiros que se desarrolla en tres partes: El Despertar, La Ascensión (que se encuentra ahora mismo en proceso) y una tercera que ya llegará. El Despertar me parece una estupenda introducción a la saga, pues aunque una etapa concluye en esta parte, se ven muchos guiños a una segunda parte, misterios sobre lo qué ha pasado realmente, sobre quién está con quién y la certeza de que la cosa aún no ha acabado. Por otra parte, alabo todo el esfuerzo que han puesto todos al hacer esta pelicula en la que, aunque no contaran con un gran presupuesto, han trabajado duro y se han esforzado al máximo, y eso se nota. Por no mencionar que esta era la primera. En la segunda ya habrán aprendido un par de cosas de la experiencia anterior, y estoy segura de que eso les ayudará a que esta sea todavía mejor. Se pueden ver los avances, la primera pelicula y más cosas en esta dirección:

http://cronicasdesangre.blogspot.com/

Tras lo visto yo ya tengo los dientes largos. ¡La cosa promete y yo ya no puedo esperar a verla!

Por último, mencionar la banda sonora de la saga. El grupo Terrofika le pone la guinda a esta producción. En este caso prefiero poner aqui sus videoclips para que se puedan oir, pues me parece que por ellos mismos son capaces de decir más de lo que yo pueda decir. Diré en relación a la pelicula que enmarcan de manera excepcional el ámbiente oscuro y vampirico de la pelicula.

El Baile de los Vampiros (aquí podemos ver a nuestro "encantador" Dimitri)
http://www.youtube.com/watch?v=OmQr5BjOa8U&feature=related

La Ascensión (con escenas de la segunda película)
http://www.youtube.com/watch?v=PQa1pq9wH-I&feature=related

Pd:Me ha costado decidirme a hacer esta entrada, pues tenía ganas de hacerla pero no me terminaba de atrever. Me decidí al llevarme una sorpresa que me ha hecho mucha ilusión al ver quién seguía este blog. Desde aquí animo a Macroproducciónes a seguir con su proyecto, ¡mucha suerte!

miércoles, 30 de junio de 2010

No fue lo que esperaba...

Tras acabar mi primer año de facultad, debo decir que he quedado bastante desilusionada. No porque no me guste lo que estudio, tenga queja de los profesores o tenga algún problema con la universidad en la que estoy. Siempre pensaba que la universidad seria algo distinto al instituto, más enfocado a aprender que a simplemente aprobar o a darse prisa con terminar el temario. Recuerdo que en ese aspecto, el tercer trimestre siempre fue una locura en ciertas asignaturas... Y creía que por fin iba disfrutar un poco dando las asignaturas, que se iba a poder estudiar, investigar, consultar con más libertad y con más ganas propias que con las que te empuje la propia asignatura. Hay que estudiar y esforzarse, no tengo ningún problema con eso, pero pensaba que habría más regusto a aprender por aprender, más allá de lo que pretendas hacer con esos estudios en el futuro.

Antes de nada, aclarar que hablo desde el punto de vista de bolonia. Sí, soy una de esas que ha empezado con este nuevo plan de estudios. Y hay muchas cosas de él que no me gustan. La idea puede que sea buena, que un grado aquí te valga en cualquier parte de Europa, y no sé cómo lo habrán hecho en otros paises, pero aquí me parece que está muy mal planteado. Para empezar, lo de tener que estar en el 80% de las clases. Yo no soy persona de faltar, ¿pero no se supone que ya somos mayorcitos, que dejamos el instituto atrás? Por no mencionar que no sólo vamos gente tan joven. ¿No deberíamos ya de responsabilizarnos cada uno de lo que hace y de por qué lo hace? Y sin embargo quieren obligarnos a ir sí o sí. Por no mencionar las tutorías obligatorias. Hay que tener x horas de tutorías aparte de las clases, las cuales se tienen que empezar a hacer incluso antes de que podamos tener alguna duda. A este tiempo que hay que dedicarle a clases hay que sumarle el tiempo que hay que estar haciendo trabajos. Sí, uno de los puntos claves del plan, los trabajos. Ha sido una locura buscar tiempo entre las clases y las tutorias para ponerse con ellos, ya que nos mandaban unos cuantos de cada asignatura. Y debido a que asignaturas anuales las han pasado a cuatrimestrales, y asignaturas que eran dos las han pasado a una, había muy poco tiempo para hacerlos y entregarlos, y los propios profesores hacían malabares para poder darnos todo el temario. Algunos me han llegado a dar hasta pena, se nota que les gusta su trabajo y que les sabe mal no poder hacerlo en condiciones por la falta de tiempo. Luego me tocaba a mi asimilar todo eso de golpe y arreglármelas para hacer un trabajo de eso más los que ya tenía, y la verdad, el profesor ya no me daba tanta pena, tenía cosas que hacer. Hubiese preferido dar las asignaturas con más calma, me hubiese enterado mejor y habría aprendido más,que es a lo que voy a la facultad. Después hubiera ido a la biblioteca a leer más sobre el tema,habría consultado al profesor si lo necesitara y tal vez pedirle más material. No voy a la facultad a vaguear, pero tampoco a estresarme de una manera tan tonta y en la que no creo que haya sacado provecho. Por no mencionar los exámenes. Terminas los trabajos y te encuentras que como mucho, y con suerte, tienes los exámenes la siguiente semana. Ponte a estudiar.

Luego claro, se supone que tienes una vida fuera de la facultad. Hay que ocuparse de tareas domésticas, hay quién tendrá un trabajo, hay quién se estará sacando otros estudios por otro lado, hay quién irá al gimnasio, hay quien a lo mejor toca el piano y un largo etcétera sin meter salidas con los amigos y demás.

A mi me ha dado mucho la impresión de que con el plan bolonia lo que pretendían era que solo estuvieramos con la universidad, o que los que lo hayan organizado no han pensado que, aunque sea importante, hay más vida aparte de la susodicha, y tampoco se han puesto a pensar en dar esas clases. Los propios profesores parecían muy descolocados a la hora de darlas. Luego observas a los de años superiores y, aunque ocupados, los ves más relajados y disfrutando un poco más de la vida en el campus. Definitivamente aqui hay algo que no está funcionando. Por no mencionar en que, al menos en mi carrera, están quitando asignaturas que me hubiese gustado mucho dar. ¿Es que tienen algo en contra de la cultura o es que solo quieren que aprendamos lo que consideren ellos útil y necesario? ¿Nos están formando realmente o sólo están creando futuros trabajadores? ¿Si tanto quieren en bolonia con los trabajos que seamos independientes, por qué no podemos decidir que asignaturas queremos estudiar? ¿Hay algo de malo en la loable profesión de maestro que parecen querer apartar?

Sea como sea, cruzaré los dedos y tocaré madera para que el año que viene la cosa mejore, pero también invitaría a la reflexión porque definitivamente algo falla.

martes, 29 de junio de 2010

La última noche.




He aquí una pequeña historia de unos de mis personajes de Vampiro: La Máscarada. Lo cierto es que es curioso, he llegado a aprender más de este personaje interpretándole que cuando me puse a crear su historia. De alguna manera, de ese conocimiento surgió este relato, situado mucho antes de que empezara la partida:



Si me vierais ahora no sé qué pensaríais...

-Berenice...

La muchacha dejo el cepillo en la mesa, meditabunda.

-¿Sí, Juliette?

-Tú padre quiere hablar contigo.

Se giró, sus ojos azules, aquellos ojos que pese a todo seguían guardando ese brillo inocente, se cruzaron con aquella mujer, aquella que tanto le había enseñado... y que le resultaba una completa extraña. Sabía que la envidiaba... su padre le había dado lo que a ella siempre le negó. Sabía que envidiaba la inocencia de sus rasgos, sus cabellos negros, olas de líquido ónice que se escurrían por sus hombros, por su espalda. La hermosura de su rostro, de su cuerpo, esa cara de niña buena en un cuerpo de una verdadera mujer. La sorprendente candidez que desprendían sus gestos, sus rasgos, sus palabras... Ese espíritu que parecía haber seducido y fascinado a su padre para que le diera el mayor de los dones que podía dar.

El don de la inmortalidad.

-Enseguida voy, Juliette, en cuanto termine de arreglarme.

-Recuerda, cielo, esa... aparente inocencia tuya es tu mejor arma. Poténciala todo lo que puedas.

¿Naciste así de puta o te enseñaron en alguna parte? Y cuidadín que a ese juego podemos jugar dos...

-Lo haré, no te preocupes.-Sacó unos preciosos pendientes en forma de mariposa, con pequeños zafiros incrustados en sus alas. Un regalo de su padre.- Esto hará más llamativo el azul de mis ojos... ¿no te parece?

-Buena elección. Te he enseñado bien.

Después se marchó, no sin que antes Berenice pudiera echar un vistazo a su aura. Tenía que practicar más... pero se veía clara la irritación, la ira y la envidia. También vio otra cosa que no supo identificar... algo parecido a la satisfacción, pero... un poco rara. Tampoco le dio mucha importancia. Berenice sabía que, según ella, no era más que una vagabunda que le debía sus buenas formas a ella. Reprimió el impulso de sacarle el dedo corazón. Esas eran maneras de su antigua yo, y sabía que le disgustarían a su padre. ¿Por qué mantenía a Juliette, cerca de él? A ella le parecía una auténtica víbora. ¿Si no era así, cómo era posible que la hubiera enseñado cómo seducir a sus presas para alimentarse si ella no era un vampiro? Y seguramente, de serlo, se los hubiera tirado antes de morderlos. Ella jamás lo había hecho. Respetaba demasiado su cuerpo para dejarse llevar así... y menos por alimento.

En mi barrio tenemos un nombre para mujeres como tú...

De alguna manera, ella idolatraba a su padre, y tampoco era fea, precisamente. Se encontraba más bien en su opuesto... aunque sus rasgos eran dulzura y elegancia, era una mujer madura, astuta. Sus cabellos eran rubios, sus ojos castaños. Sabía ver cuando una mujer era guapa y tenía lo que tenía que tener para traer de cabeza a los hombres... aunque no tenía tanto éxito como ella, y poseía menos curvas, cosa que le daba cierta satisfacción. Lo consideraría irrelevante... pero esas puyas la tenían harta. Deberían poder llevarse bien sin estas cosas... no podía culparla y pagar su frustración con ella.

Además, maldita idiota, tu puedes ayudar a mi padre mucho más de lo que puedo ayudar yo. Durante el día sólo puedo... rezar por despertar.


La recorrió un escalofrío. Volvió su vista al espejo, melancólica. No podía evitar pensar que todo era un engaño, que la que le devolvía el reflejo no era ella. Por otra parte se sentía mal por pensar en su antigua vida, echar de menos ciertas cosas... cuando su padre le había dado tanto. Se sentía una desagradecida, que realmente no se merecía lo que tenía. Lo que más le dolía es que, en el fondo, Juliette tenía razón.

No era más que un perro callejero. Iba bien vestida, había aprendido a hablar en condiciones... o al menos estaba en ello... pero las calles habían dejado una marca indeleble en ella. Muchas veces se preguntaba si los demás serían capaces de verla, más allá de su apariencia, sus buenos gestos... pero por suerte, la mayoría estaban ciegos.

Terminó de arreglarse y antes de salir de la habitación, volvió a mirar al espejo. Ciertamente, la marca estaba bien oculta.

No es que me avergüence de vosotros y reniegue de mi pasado. Perdonadme, hermanos... simplemente le debo demasiado.

Salió de la habitación, con aquella sensación que la rondaba tan habitualmente, aquella culpabilidad por tener algo que su familia no pudo tener. Lo habían compartido todo... ¿por qué no aquello? Una vida tranquila, una buena educación... Apartó, molesta, aquellos pensamientos negativos. Su padre no se lo merecía. Bastante había hecho ya por ella. Recorrió el pasillo, observando brevemente los cuadros que adornaban las paredes. Su padre... era increíble, y ella apenas había empezado a aprender a hacer esas maravillas... Había resultado que tenía cierto talento artístico, cosa que su padre recibió como una agradable sorpresa e inmediatamente trató de que todo ese talento saliera a la luz, enseñándola, animándola. Y ella, sin querer, se había visto atraída, y a veces absorbida por esa nueva habilidad que poseía, como un nuevo aliento, algo que la ayudaba a seguir adelante. Casi podía decir que la pintura era lo que en vida había sido respirar, hasta el punto de haber permanecido muchas noches sin salir. Sin embargo últimamente estaba atascada, como si un bache enorme se hubiera plantado entre ella y el lienzo... seguía mejorando en técnica, pero... aquellas pinturas estaban vacías. Por mucho que la elogiara su padre, para ella no había diferencia entre aquello y que el lienzo estuviera en blanco. Faltaba algo y no sabía muy bien qué. Últimamente había dejado de lado sus trabajos artísticos y se había dedicado a recorrer la ciudad, buscando ese algo que faltaba, en aquel rinconcito que su padre había delimitado. Nunca admitiría que no le gustaba sentirse enjaulada, o como un perro que le habían puesto una correa que sólo la permitía llegar hasta cierto punto. Claro que, una vez más, se sentía sin derecho para quejarse. No estaba muy segura de cuanto duraría aquello, pero confiaba en él. Como sea, seguramente quería hablar con ella sobre eso, tal vez para ayudarla a superar el bache. Al llegar al salón, él la recibió con una sonrisa.

-Buenas noches, hija mía. Estás preciosa... ven, siéntate conmigo.-Dijo, sentado en el sofá, con una copa en la mano.

-Buenas noches... padre.-dijo ella, correspondiendo su sonrisa. Aquella palabra le seguía sonando rara en sus labios, pero le resultaba tan dulce, incluso más que cualquier sorbo de Vitae. Se sentó a su lado- ¿que quie... quería hablar conmigo?- Eso sí... la repateaba aquel trato tan frío como podía ser el de usted... Había cosas de la etiqueta que definitivamente no entendía, y como no, le costaba más asumir.

-Tranquila, Berenice... ¿no puede un padre disfrutar de la compañía de su hija?- Su voz, siempre amable, su sonrisa, siempre para ella...

-Por supuesto.-se apresuró a decir.- Simplemente Juliette me comentó que quería hablar conmigo. Por cierto...¿dónde está?- No la veía en el salón y era raro... parecía la sombra de su padre.

-Tiene cosas que hacer y... hay ciertas cosas de las que prefiero hablar sin que esté ella delante. A fin de cuentas sigue siendo humana.

-Entiendo... ¿cosas de la Estirpe? ¿Vas a contarme más cosas de las tradiciones y demás?

-Berenice...-dijo con un regaño cariñoso.

-¿Qué?- Entonces se dio cuenta.- Perdón, padre... ¿va a contarme más cosas de las tradiciones?

-No...-dejó la copa en la mesa e hizo que Berenice apoyara su cabeza en su pecho, en un abrazo puramente paternal.- Pero si tiene que ver con nuestra condición, y con que estoy preocupado por tus últimas salidas. Ya van varias noches que casi te sorprende el amanecer, y ya sabes lo que nos puede pasar a los de nuestro Clan si lo vemos. Podemos quedarnos hipnotizados por su belleza, incapaces de ir a refugiarnos. Es peligroso, antes de que te dieras cuenta serías un puñado de polvo.

-Yo... lo siento, pero de verdad, tengo cuidado. Después de todo, no quiero terminar así...-una fugaz imagen pasó por su mente, una imagen llena de sangre, dolor y muerte, y como no, aquella sonrisa cruel y divertida que la llevaba persiguiendo durante tanto tiempo. Un leve temblor recorrió su cuerpo, y su padre, adivinando el recuerdo, la reconfortó con su abrazo.

-No pasa nada, hija, yo cuido de ti. Pero... ¿qué es lo que te tiene tan absorta que no vigilas la hora con más detenimiento?

-Pues... -Dudó un poco. No había encontrado lo que le faltaban a sus cuadros, pero definitivamente, había encontrado algo que la tenía fascinada. El caso era... que no sabía bien como decirlo, sobre todo porque era muy consciente de lo chapado a la antigua que era su padre.

Él vio su duda.

-Es ese muchachito que toca en el P54, ¿verdad?

Se puso tensa. ¿Cómo lo había sabido? No era un antro de mala muerte, pero desde luego, no un lugar que frecuentara su padre. Precisamente por eso lo usaba para cazar, había visto lo poco que le gustaba que tuviera que acercarse a otros hombres de esa manera, se había dado perfecta cuenta cuando salía con ella para enseñarla a cazar. Preocupación puramente paternal, obviamente: no le gustaba ver como su pequeña seducía y como otros hombres se acercaban a ella, mirándola como si solo fuera un pedazo de carne, aunque, desde luego, ni se olían que la presa eran ellos. Igualmente, ¿cómo lo había sabido?

-¡Padre!- Se incorporó de golpe, al encajarle las piezas en la cabeza.- Mandas..., mandó a Juliette a vigilarme, ¿cierto? ¡No me lo puedo creer!-dijo, mirándole a los ojos. Por mucho que mejorara su educación, su carácter seguía ahí.- ¿Es que no confía en mí?

-No, no es eso... estoy preocupado. No hace tanto que perteneces a la Estirpe y aún hay cosas que se te escapan.-dijo, comprensivo, aunque algo severo.- Además, tampoco es que tú me dijeras nada... has dejado de pintar, y pareces inmersa en reflexiones que no alcanzó a comprender... por no olvidar que casi dejas que te alcance el sol.

-Ya, pero, no sé, me podrías haber preguntado directamente.-Seguía ofendida.

-Berenice...

-Ya, ya, de usted... ¡ay! No lo entiendo... si es mi padre, ¿por qué no puedo tratarlo con más confianza? Incluso compartimos la misma sangre...

-No es la confianza.-volvía la sonrisa divertida.- Es la educación, y eres una señorita, recuerda.

-Ya...-prefería no hablar del tema... ¿En que año nacería?- No evada la pregunta, padre...

-Necesitaba conocer bien la situación, antes de hacer nada... y si te hubiera preguntado, probablemente hubieras intentado llevar la cosa de otra manera, puede que incluso hubieras tratado de encontrarte con él... de otra manera.-volvía a la seriedad.

-¿Y qué hubiera habido de malo en ello?

-Chiquilla... no lo entiendes. Somos criaturas solitarias... nuestra condición nos aleja de los mortales.-Hablaba con cansancio y nostalgia, revelando en estas palabras que era mayor de lo que aparentaba, como un anciano que había tenido que ver cosas que hubiera preferido no ver en tantas ocasiones…- Vivimos entre ellos, pero no nos terminamos de mezclar como cuando estábamos vivos. Son personas, pero también son presas, tienen sueños, anhelos, son capaces de crear cosas hermosas... pero no son como nosotros. Compartimos la humanidad que mantenemos, pero no envejecemos, no podemos salir de día y es la sangre lo que nos alimentas. No lo olvides. Tú tuviste la desgracia de perder a los tuyos, pero gracias a eso, no has tenido que pasar por una etapa que hemos tenido que pasar muchos de nosotros. No has tenido que alejarte de ellos... ver como continuaban sus vidas sin ser participe tú de ellas. Ver como se marchitaban, y tener que pasar la eternidad sin ellos.

Jacques acababa de meter el dedo en la llaga equivocada.

-No se atreva a insinuar que fue una suerte que murieran. De una manera o de otra, voy a pasarme la eternidad sin ellos. Eran mi familia, no lo olvide.

-Lo sé, lo sé...-Sin embargo vio en ellos ese brillo que aparecía cada vez que mencionaba algo de su vida en L.A., un brillo que la indicaba claramente que era un tema que no le gustaba, como si hubiera preferido que saliera de una maldita habitación de lujo en vez de haber salido de un barrio pobre.

-Lamento que mis orígenes le incomoden, Padre. Espero que al menos tenga en cuenta que yo no los elegí.

-Berenice, perdóname.-dijo con gesto cansado.- Sé que los querías.

Los quería tanto que sentía unas terribles ganas de llorar, desahogarse, soltar todo ese dolor que la llevaba persiguiendo tanto tiempo... pero no soltó ni una lágrima. Lucas le había enseñado bien.

-Sí padre. Pero no entiendo que tiene que ver una cosa con la otra...

-Piénsalo un poco.-Si voz era severa, su gesto serio.- Si te terminas encariñando con él, tendrás que pasar por eso, o peor aún, tal vez llegues a cometer una insensatez. Por no mencionar que el muchacho se encariñaría contigo y eso a la larga, traería sufrimiento a los dos.

Se removió en el asiento, incómoda.

-... ¿qué clase de insensatez?

Jacques suavizó su voz. Era inexperta, pero no mala persona.

-Podrías quererlo a tu lado para siempre. Y no solo se trata de que no tengas derecho de progenie... se trata de que él sí tiene una familia, un sitio al que volver. Tú no lo tenías... por eso... por eso te ofrecí el sitio que había a mi lado, el que siempre había estado vacío. No tenías nada que perder... pero ese chico sí. Te conozco, Berenice, sé que a la larga no te lo hubieras perdonado.-Hablaba con cariño… era esa parte de ella la que tanto amaba.- Por eso... creo conveniente que dejes de verle, antes de que la cosa vaya a más.

Berenice lo pensó y... se dio cuenta de que tenía razón. No sería capaz de alejarlo de su familia, ni quería. Corría el riesgo de enamorarse… y destrozar a la persona que amaba. Se sintió desolada por dentro.

-Pero padre... yo...-Su voz salió con una desesperación impropia de ella.- no lo amo a él... realmente no lo conozco, sólo… amo su música. Tendrías que escucharle... como pasa suavemente las manos por las cuerdas... como acaricia cada palabra que pasa por sus labios... como te envuelve su melodía, como una suave brisa de verano, justo antes del anochecer...

-Vaya, hija, parece que también tienes alma de poeta.- Negó con la cabeza, triste.- No puede ser, Berenice... no puede ser. Para nosotros siempre es así... nos fijamos en algo bello... nos enamoramos de ello... y deseamos que permanezca a nuestro lado para siempre, y, cuando no puede ser... vemos como poco a poco se marchita, y parte de nosotros se marchita con ello. No te pierdas a ti misma, hija.-la cogió una mano y se la llevo a su frente, apoyando suavemente su dorso en ella, en una petición que casi le sonó a súplica.- No lo hagas... hay algo verdaderamente bello en ti, algo que no tiene que ver con lo que el simple ojo puede alcanzar a ver. Algo que incluso ha superado tu vida en los suburbios, donde se encuentra lo peor del ser humano... Por favor, aunque sea por este anciano...


Ella le miró sorprendida. No entendía a qué venía eso, ni por qué se ponía así. Le abrazó.


-Padre… no diga tonterías… ¿por qué iba a perderme así?


-Si supieras.-dijo, dándole un suave beso en la frente.- Si supieras, hija… Sé que va a ser duro, pero… ¿lo harás? Es por tu bien…


¿Me bastará la compañía de mi padre por toda la eternidad? No era eso lo que pretendía al ir a escucharlo, pero ahora que lo pienso…


-Lo haré… pero… Una última noche. Sólo una última noche. No volveré al local… pero una última noche, por favor…


-Está bien…-le dijo, con una sonrisa. Bien valía aquella sonrisa ese sacrificio… entonces pensó…

-¿Por qué dijo que se encariñaría conmigo con tanta seguridad?


-¿Quién no podría hija, quién no podría…?- Dijo, su voz sonaba perdida entre recuerdos lejanos… en un sitio donde ella nunca había estado.


Aquella noche la pasó con su padre. En la siguiente, pese al esfuerzo que le costaba, superó sus pesadillas, se levantó más temprano que nadie y se fue antes de que Juliette o su padre se pudieran dar cuenta.

Cuando iba a ir a cazar, su padre le permitía… ciertas “licencias” de vestuario. No iba tan elegante, o mejor dicho, una palabra que no había empleado con su padre… tan pija. Este último término era mucho más acertado que el primero. Un corsé azul, que dejaba sus hombros al aire y ensalzaba su figura, unos pantalones vaqueros negros ajustados, y unas botas negras, le resultaban mucho más cómodos que aquellos vestidos y aquellos zapatitos con tacones. Qué gusto…


Caminó, segura, y hasta cierto punto presurosa, por aquellas calles que se había dedicado a conocer esas noches. No tardó en llegar al local… aunque antes de lo que acostumbraba. Acababa de abrir y apenas había gente. El P54 no tenía nada que ver con los locales a los que solía ir con su padre. No había exposiciones, lo que sonaba de fondo no era música clásica y los camareros no estaban disfrazados de pingüino. Era un local al que iba gente joven, con música en directo. No era grande en exceso, pero tampoco se podía decir que era pequeño, con una barra en el lateral, un montón de mesas con bastante espacio entre ellas, de manera que se podía andar tranquilamente entre ellas. Las luces eran azuladas y tenues… creando un precioso abanico de luces y sombras que producían un efecto acogedor y relajante. En muchas de esas sombras se había alimentado ella, sin que nadie se diera cuenta, ni siquiera su propia… “comida”. Se sentó en una mesa que quedaba algo oculta tras una columna, una en la que ya se había ido acostumbrando a sentarse, mirando hacia el escenario que estaba al fondo de la sala, donde cada noche esperaba que aquel hombre subiera al escenario, con su guitarra, se sentara en la silla y empezara a hacer su magia. Era algo sencillo, terriblemente sencillo… él, un micrófono y una guitarra. Sencillo… pero lograba atraparla hasta tal punto que no hacia más que pensar en la siguiente actuación.

Esa noche, sin embargo, era la última, pero no dejó que esta certeza arruinara el momento. Al menos se sentía feliz por poder tenerlo, una vez más. Cuando apareció en el escenario, se permitió a si misma estudiar su rostro, su figura. Normalmente sólo escuchaba su música, y tan sólo observaba sus manos, que pasaban suavemente por las cuerdas y sus labios, de donde salían todas aquellas canciones… y se fijó, por primera vez, en que era guapo. Tendría… ¿cuántos? ¿Veinticinco? Apenas unos cuantos más que ella. El pelo corto, castaño, unos ojos color miel deliciosos, con una mirada sincera, soñadora. Sus labios, que tan bien conocía… y una barbita de tres días que sólo le quedaba bien a tres personas, y él estaba entre esos tres. Era de constitución más bien delgada, pero indudablemente atractivo.


Una vez más repitió la rutina de cada noche. Se acomodó bien la guitarra, se sentó, volvió a acomodársela, se aseguró de que el micrófono estaba bien colocado… y sin presentaciones ni nada, ajeno a que unos ojos zafiros le estudiaban y brillaban con ilusión inocente, empezó a tocar… y a cantar.


¿De dónde habría salido esa voz? Suave… susurrante como el ronroneo de un gato… Las voces masculinas que ella recordaba habían sido todas graves y roncas, violentas, incluso. La voz de su padre, por supuesto, era grave y amable, pero esta, esta tenía algo que la hacía escuchar ensimismada, deseando que aquella noche no acabara nunca. Mientras escuchaba, se sintió como la amante que comparte lecho una última vez con su amado, en un baile donde sólo estaba permitido que bailaran ellos dos, cuyos límites estaban definidos únicamente por las notas de aquella melodía. Se dejó arrastrar por esas sensaciones, para ella no había más. Solo estaban ella y él, una admiradora oculta entre sombras, una vampiresa que escuchaba a un humano como si este le hubiera devuelto de nuevo la luz del sol... aquel humano había prendado a una joven depredadora de la noche sin saberlo, una joven que desde el principio se había cuidado de ver a sus presas como tal, o no habría sido capaz de alimentarse. Una joven que, sin su familia, había perdido interés en lo que la humanidad pudiera ofrecerle. Para ella sólo existía su padre… y ahora él. Él, que nunca sabría de su existencia, que viviría y moriría sin saber que, una noche, había conmovido tanto un corazón muerto… que había vuelto, fiel, noche tras noche, como si una inexorable cadena los hubiera unido y los eslabones estuvieran hecho de aquella maravillosa música que sólo él sabía tocar… pero eso sería algo que él, en su corta existencia, jamás sabría. Dejó que la música la acariciara, disfrutando de ella todo lo que podía, pues era la última noche. Fue entonces cuando sucedió. Aquello que, inconscientemente, tanto había deseado sin saberlo, sucedió.


Cruzó sus ojos con los suyos.


Perdió la nota un momento, un momento imperceptible para oídos mortales, pero no para ella. Incluso, esforzándose un poco, pudo oír como el corazón de aquel hombre se descompasaba, acelerándose un breve momento. En aquel instante, ninguno lo sabía, pero sus cadenas se unieron, tenuemente… y esa unión se rompió. El sonido del corazón del mortal sacó a Berenice de su ensimismamiento. Recordó las palabras de su padre, y sin más, se levantó y se marchó. Así de simple. Así de difícil.


Sin saberlo, Jacques había roto una cadena que debió haberse formado. En su miedo… no pudo ver que tal vez otra cadena podría ser más peligrosa que esa… y que tal vez esa sanaría el corazón de su hija, tan herido sin que él lo supiera. Aquella noche, hasta que volvió Berenice, mucho antes del amanecer, permaneció sentado enfrente de uno de aquellos monstruos a los que había dado vida, uno de esos cuadros que se juró a sí mismo jamás iban a ver la luz de la luna. Y mucho menos… la luz de los ojos de Berenice. “Tú no… hija mía, tú no…” rezaba cada noche… pero esa cadena rota… buscó otros eslabones.


Entró en la habitación del hotel, donde supuestamente estaba su padre. No terminaba de fiarse de ese tal Claudio, pero por desgracia, no le quedaba otra. Casi no se sorprendió cuando cerró la puerta tras él, y un hombre, que había permanecido recostado en la cama hasta que entraron, se levantó y habló… y tan solo con eso sus cadenas se unieron, con una fuerza y una pesadez chirriante.


-Buenas noches, señorita Berenice... le aconsejo que no se tome la molestia de gritar, la habitación está insonorizada, y además no le he dado ningún motivo...


Miró a aquel hombre, moreno y de ojos oscuros, tan diferentes a los que fueron los de aquel cantante… no tan alto, pero si más fuerte, de tez morena… aunque ella no estaba pensando en eso precisamente… más bien…


En la boca del lobo, de puta madre.





lunes, 10 de mayo de 2010

Las primeras líneas...

Bienvenidos a la primera entrada de "Página en Blanco"

El motivo del nombre es, principalmente, porque todo escritor, sea del estilo que sea, escriba con lo que escriba, utilicé las técnicas de narración que utilice, siempre se ha enfrentado al mismo desafío. La página en blanco es a su vez nuestro aliado y nuestro adversario, la oportunidad y el bache. Se puede crear todo un mundo a partir de una simple hoja de papel, pero en ella no hay ni una sola pista por donde se pueda empezar. Ahí está el bache, ahí está el desafío que aceptamos gustosos, llevándolo como el que acompaña a un amigo un poco perdido y que no sabe muy bien hacia donde va, tropezando en ocasiones, deshaciendo lo andado para buscar otro camino, parando sin saber por donde continuar... pero es un camino que andamos con gusto, aunque a veces podamos desesperarnos al no saber por donde seguir. Asi que, a mi fiel amigo y testarudo compañero, le dedico este blog, en el que escribiré sobre libros y pondré aportaciones propias, ya que, no experta, sí me gusta escribir. Por otra parte, también colgaré aportaciones de otras personas que deseen compartir sus páginas ya no blancas con el resto de lectores. Animo sobre todo a gente joven que esté interesada en el mundo de la lectura y escritura, a ver si eliminamos ese maldito cliché de que la gente joven ni lee ni escribe, sólo va de botellón.

Así que, tras dejar mis primeras líneas, siempre las más complicadas, me despido.



¡Qué tengáis buena Luna!